Sunday, October 7, 2007

Derechos Humanos, Discriminación contra la Mujer

Desde el miércoles pasado al viernes inclusive se desarrollaron las Jornadas "Patagonia y Derecho", en las que se trataron temas muy variados (v. en http://version2.legisrn.gov.ar/ORIGINAL/P00383-2007.html el proyecto del legislador Spoturno para declararlas de interés provincial).-
Especialmente estimulante (y sin que ésto deba interpretarse en desmedro de otras conferencias muy importantes) me resultó la charla del viernes por la mañana, dedicada a estudiar el alcance de los pactos de derechos humanos en relación con el derecho interno de los países y a un análisis de la aplicación de la Convención para la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer (dejo aquí un link para los que tengan interés en profundizar: http://www.un.org/womenwatch/daw/cedaw/ ), que me motivaron a pensar algunas cosas más; por ejemplo, en el notable desfasaje existente entre los ingresos de las mujeres con relación al de los hombres. A esta altura debiera resultar obvia la causa principal (o, al menos, una de las que sin duda resulta determinante), sin embargo, creo que pocas veces nos detuvimos a pensarla: el entrenamiento internalizado a través de los siglos para hacernos cargo de las tareas con poco o ningún contenido económico.
Tampoco es tan así, esto del escaso contenido económico; es un contenido económico enorme, que de querer sustituirse probablemente no podría ser pagado con todo el PBI de un país; por eso mismo, seguramente, y por su intrínseca necesidad -- ya que es quizás la más imprescindible de las prestaciones --, es que se ha tendido a minimizar su reconocimiento económico y social. Ante tantos siglos de preparación para valorar más el reconocimiento afectivo que el económico, parece muy difícil sacudirse esa actitud y salir a pelear una remuneración. Probablemente, sea éste uno de los puntos en los que las mujeres (al menos aquellas que no tenemos la desgracia de enfrentarnos a formas más destructivas de discriminación) tengamos que empezar a trabajar, nuestra propia conciencia de que el trabajo DEBE ser remunerado, y que debe serlo adecuadamente.