Sunday, April 20, 2014

Sobre la precariedad del empleo y distintas maneras de enfocarla

Las novelas coreanas siguen siendo una fuente de inspiración para pensar o re-pensar temas que parecen ser universales. [Tengo que aclarar aquí que con ésto no estoy implicando que otras producciones carezcan de esos valores, simplemente ocurre que me últimamente me siento más seducida por la cultura asiática].
Acabo de terminar de ver una novela que en el original se llama algo así como "La diosa de la oficina" (según traducción cuyo acierto no pude corroborar), que trata básicamente de los avatares a que están sujetos los trabajadores en el marco de una economía en recesión. En mi modesta visión, encuentro que en un tono general de comedia resulta profundamente crítica del modelo económico imperante, en que la prioridad es el aumento de los dividendos por sobre las necesidades humanas; aunque buscando más su humanización que su destrucción.
Ante la inseguridad y el consiguiente stress que implica la posibilidad de no tener empleo o de perderlo en cualquier momento, esta novela en 16 capítulos muestra dos maneras diametralmente opuestas de enfrentar esa situación: la de una persona que no puede soportar la idea de la inseguridad que conlleva el no tener un empleo de carácter permanente (aunque a lo largo de esta serie resulta claro que en ningún caso puede darse por sentada esa permanencia), frente a otra persona que deliberadamente elige ser trabajadora temporaria y se niega rotundamente a prolongar sus contratos por más de tres meses en el mismo empleo. En ambos casos, en algún momento cada una de estas personas explica que la razón de su elección es su propia forma de enfrentar la angustia existencial que la precariedad de la vida laboral les provoca; en un caso, huyendo de ella y de cualquier cosa que la recuerde, buscando desesperadamente la estabilidad; en el otro, trepando deliberadamente a esa montaña rusa que es la inestabilidad, para dominarla como si fuera un jinete que debe domar un caballo brioso.
En lo personal, habiendo intentado (quizás medio tibiamente) las dos vertientes, y habiendo llegado a la conclusión de que la estabilidad real no existe, coincido más con el enfoque de la Srta. Kim (hermosa mujer, por otra parte, creo que muchas podríamos desear vernos parecidas, en la foto los dos aspectos con que se muestra), ya que vivir conscientemente al borde de la precariedad hace que ésta resulte más manejable. Y asegura libertad. Aunque es cierto que el precio de esa libertad puede ser la angustia, ya que se depende exclusivamente de las propias fuerzas.
El durama toca, además de este tema cuestiones tales como la cesantía de personal casi en edad de jubilarse (no queda claro si existe o no la posibilidad de acceder a una jubilación) que en el momento presente ha sido 'obsoletado' por los avances en métodos de gestión pero que durante varias décadas produjo grandes beneficios a la empresa, el de los beneficios laborales cada vez más recortados, las diferencias en el goce de beneficios legales dependiendo del tipo de relación laboral de que se trate, etc.  Y también, como no podía ser de otra manera (había que darle intensidad dramática) el rol de la ética y la justicia en las relaciones de trabajo, que por supuesto, como se trata de una comedia, tiene final feliz (dejo como tarea a quien tenga la inquietud, mirar los últimos capítulos de la serie, creo que serían los capítulos 14 a 16, para enterarse, vale realmente la pena ver a un profundamente justiciero Sr. Moo
  (el actor Lee Hee Joon), un hombre que haría suspirar a cualquier mujer! (mode comentario baboso on ;) )
Los personajes son creíbles (con algunas reservas) y queribles (hasta el protagonista, que se muestra detestable durante la mayor parte de la serie, nos llega al corazón cuando entendemos cómo llegó a ser quien es).
Globalmente, si bien tiene altibajos, tiene momentos excelentes. Como por ejemplo, cuando la Srta. Kim le explica a la chiquita que recién se inicia en la vida laboral las razones de su elección (aproximadamente a los 4 minutos en la segunda parte del cap. 16).
Quien tenga interés en saber un poco más sobre el argumento, puede leer este blog (en inglés).

Más allá de lo que se dice expresamente, también resulta interesante lo que está bajo la superficie, y que es lo que inicialmente me motivó a postear estos pensamientos por acá.
Algo que se advierte casi de inmediato es que no se propone como objetivo deseable destruir el sistema de grandes empresas, sino que se humanice y se haga más justo (un tema distinto y que acá no existe es el de los grandes conglomerados, cuestión sobre el que actualmente existe un fuerte debate en aquél país).
Relacionado con ésto, la opción de ser independiente (o deliberadamente temporario, que es casi aunque no totalmente lo mismo) es sólo para unas pocas almas corajudas, no para la generalidad.
En síntesis, se puede intuir que las personas se sienten más a gusto o más contenidas en ese ámbito cultura si trabajan en empresas grandes, y que ésto es algo que se debe favorecer. Aún aquellas que quieren recuperar valores más domésticos, pretenden llevarlo a cabo dentro de la estructura más grande, a ninguno de los involucrados se le ocurrió generar un emprendimiento independiente para salvar su proyecto de negocio.
Creo que ésto contrasta fuertemente con la idiosincrasia local de los últimos tiempos, en que aún desde esferas gubernamentales se promueve el individualismo y el cuenta-propismo (cfr. la normativa sobre el monotributo social y planes de fomento para microemprendedores, sobre la que me abstengo de citar referencias en este momento por la gran multiplicidad y cruzamiento que me impiden hacer un paneo rápido de sus condiciones actuales de vigencia). Si se diera en nuestro país una ficción similar respecto de un proyecto generado por un grupo luego es apropiado y desfigurado por otro grupo dentro de la misma empresa, se me ocurre que una de las soluciones que probablemente propondría la ficción sería la de que el grupo autor del proyecto decidiera desarrollarlo como emprendimiento independiente, dado nuestro gran individualismo, además de recurrir a una batería de conflictos laborales. La viabilidad fáctica o jurídica de la independización es otra cuestión, sin embargo, creo que la filosofía de base apuntaría fuertemente a ella.
¿Cuál de los dos estilos es más deseable? Creo que es difícil llegar a una respuesta unívoca, la que en todo caso tiene que tomar en cuenta la idiosincracia del entorno donde se debe desenvolver. Creo, sin embargo, que en ambas posturas hay mucho por aprender. Por un lado, no tener miedo a los cambios y a pararse sobre los propios pies. Por otro lado, darse cuenta que algunas cosas sólo pueden lograrse mediante la colaboración e interacción de grandes grupos de personas. La reflexión que me surgió es que, así como a un país no lo conforma una sola persona, la economía no puede desarrollarse a partir de individualidades. Quizás debiéramos como sociedad empezar a despedir los fantasmas que nos hacen ver a las empresas como conquistadores y pensar que sin ellas será muy difícil que nuestra economía avance.

No comments: